Ruinas mesopotámicas en Siria |
El país que actualmente
conocemos como Siria formaba parte de la antigua Mesopotamia y fue una
de las primeras civilizaciones que se conocen, ostentando su capital,
Damasco, el título de ser la ciudad más antigua aún habitada. Tristemente,
hoy protagoniza una cruel y sangrienta guerra que, según los últimos datos del
Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), en cinco años ya ha
causado 230.000 muertes y más de 4 millones de refugiados según cifras de
ACNUR, el 50% de los actuales desplazamientos de población.
La guerra en Siria y el fracaso del
neocolonialismo
Para entender los orígenes
del conflicto hay que remontarse al Tratado de Sykes-Picot, firmado
en 1.916 entre Francia y Reino Unido, y al fin del último Califato del Imperio
Otomano en 1.924.
Es a partir de ese
momento que se redibujan, desde un punto de vista geográfico y político, las
actuales fronteras de Siria e Irak en base a intereses neocolonialistas europeos
y las acciones del líder turco Kemal Atatürk en la región. En esa intervención
encontramos las claves del origen del actual y complejo conflicto sirio.
Con la intención de
esclarecer y acercar las causas de la guerra, la profesora de Comunicación, Leila
Nachawatil, el escritor hispano-sirio, Yassin
Swehat
, Olga Rodríguez, corresponsal en Irak y Pablo Tosco, fotoperiodista de
la ONG Oxfam, han editado este didáctico vídeo:
El 25 de marzo de
2011, Siria se une a la llamada Primavera Árabe iniciada en
Egipto, Túnez y Libia. Las protestas son reprimidas duramente por el régimen de
Bashar Al Assad.
Este giro conduce a
una compleja trama de alianzas sectoriales entre opositores y detractores, no
tan sólo internas sino también a nivel internacional, que marcarán el
desarrollo del conflicto en estos cinco años así como el nacimiento (enlace 8)
del autoproclamado Estado Islámico (EI) o Daesh.
De esta forma,
Rusia, China e Irán se alinean con el presidente sirio y EUA, Turquía, Francia,
Arabia Saudí y Gran Bretaña con las fuerzas opositoras al régimen establecido.
Esta organización
controla ya una gran extensión de territorio en Irak y Siria y sus recursos
económicos con el objetivo de establecer un califato gobernado bajo la ley islámica sharia .
Para ello cuenta
con un gran poder, no solamente financiero, también de reclutamiento de yihadistas
a nivel mundial, hasta el punto que podemos afirmar que el EI es el grupo
radical más rico del mundo. En este enlace el diario digital BBC Mundo detalla sus 6 principales fuentes de financiamiento.
La web 2.0 como herramienta de guerra
Pero para este
grupo terrorista, no menos importante que el poder económico son los apoyos que
recibe a nivel mundial y la gran cantidad de adeptos que se unen a sus filas.
Lo más llamativo es que se trata de jóvenes europeos que han sido reclutados
por medio de redes sociales como Twitter y Facebook .
¿Qué hace que un
joven nacido en Europa se una a la Yihad en Siria? Las claves las encontramos
en las fallidas políticas occidentales de integración de los inmigrantes que conducen
al desarraigo y la actual crisis económica que golpea con más dureza a este
colectivo.
Asimismo, como
relata Mayte Carrasco que vivió in situ la guerra en 2012, el abandono
occidental y las acciones publicitarias en los medios que lanza EI, fortalecen
el desarrollo de la guerra.
“La
publicidad es al terrorismo lo que el oxígeno al hombre: sin él no funciona el
resto de la máquina” Mayte Carrasco (periodista de guerra freelance en Siria)
Los mismos canales
que desatan apoyos a la violencia también son los que mueven las conciencias y
la solidaridad. Prueba de ello en el conflicto Sirio fue la famosa
imagen del pequeño Aylan Kurdi encontrado ahogado en la playa turca de
Bodrum.
Como define un
conocido proverbio chino “el significado de una imagen puede expresar diez
mil palabras”. Ahora podríamos completarlo diciendo que si además esta
imagen mezcla drama e infancia y se mueve por las redes sociales, su
poder se multiplica.
La sociedad ha necesitado sentir la guerra cerca, a
través de la identificación con una imagen o
por atentados como el acaecido recientemente en París para
reaccionar. Mientras, los gobiernos europeos parece que sólo se preocupan por
repartirse cuotas de refugiados siguiendo el Reglamento de Dublín y usar el miedo de sus ciudadanos para justificar duras políticas de control
y de represión dentro y fuera de
nuestras fronteras.